
Conversación con Diego Formía
AGUANTE POESÍA-RÍO CUARTO, CÓRDOBA. ARGENTINA
Pequeños universos en expansión
Por Marcelo Fagiano
La poesía, como actividad artística, se ha mantenido en el tiempo variando su forma expresiva, sus tonos, matices y temáticas de una manera ininterrumpida en la cultura humana. El mercado editorial, salvo excepciones, no ha sabido sacar provecho de esa actividad literaria para multiplicar sus ganancias porque para eso debería transformarla en un producto y, este arte, esquivo a ser condescendiente o maleable, no ha podido ser domesticado. No se equivocó Gabriel Celaya al decir, a mediados del siglo pasado, en su recordado poema: “La poesía es un arma cargada de futuro”, puesto que cada presente, hasta aquí ejercido por voces poéticas, dan cuenta de su genuina vitalidad.
Ejemplos de esa longeva presencia son los festivales y encuentros poéticos que acontecen en todo el tiempo junto a nutridas y variadas publicación en editoriales independientes. Es así que el vínculo entre lectores, editores y autores funciona fuera de los mercados en un microcosmos que expande sus orbitas como un pequeño Big Bang formando átomos poéticos, librescas estrellas y envolventes galaxias de afectiva comunidad.
Al sur de la provincia de Córdoba, en la ciudad de Río Cuarto, viene sucediendo desde hace 19 años uno de esos eventos llamado Aguante Poesía. Nacido en los albores del siglo XXI, concretamente en el año 2006, nos preguntamos sobre sus inicios para rastrear sobre las claves de su permanencia en el espacio/tiempo. Con ese objetivo conversamos con Diego Formia.
¿A un año de cumplirse dos décadas del 1° Aguante Poesía recuerda cómo se gestó este festival?
En una de las primeras Ferias del Libro Juan Filloy vino a Río Cuarto el poeta Jorge Boccanera y en la mesa anterior de su presentación se organizó una mesa de lectura con poetas locales. En ese marco se hizo un asado en la quinta de Yanina Magrini en el que además de hablar de poesía, se jugó al truco y se hicieron unos tiros al arco. Al año siguiente se hizo una incipiente programación con la participación del poeta Silvio Mattoni, siempre dentro de la programación de la feria del libro. Recuerdo que con Mattoni nos juntamos en la casa de José di Marco y poetas locales, ya no recuerdo quienes. En los primeros años generaba un bosquejo del encuentro y me reunía con José di Marco y Pablo Dema, los amigos de Editorial Cartografías, y ellos aportaban sus miradas a la grilla. La consolidación definitiva del espacio se logra con la amplitud, el espíritu colectivo y la participación activa de las y los poetas Elena Berruti, Marcelo Fagiano, Claudio Asaad, María Reineri, Yanina Magrini, entre otros.
¿Fue fácil establecerla como una actividad cultural en torno a la poesía?
Con el tiempo tomó su propia dimensión y se instauró como una actividad autónoma de la feria, espacio que se sumó a las políticas de promoción del libro, la lectura y la escritura de la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad que siempre organizó junto a los actores y espacios independientes. En este marco se instauró la Feria del Libro de Poesía del Aguante, en las que tuvieron una importante participación Jorge Mussolini y Pedro Centeno. Luego fue coordinada por Joaquín Vázquez y Nicolás Ghigonetto, y en los últimos años por integrantes del Colectivo Glauce Baldovin.
Otro aspecto a destacar fue la participación de Antonio Tello que, al asumir la dirección del área de Literatura de la Casa de la Cultura (de administración provincial), sumó actividades con presupuesto del área. Es lo que sucedió en el último Aguante Poesía, la misma área de la Casa, coordinada hoy por Juan Andrés Salinero, aportó gestión y presupuesto para la participación de María Teresa Andruetto, en esa hermosa mesa que coordinó Pablo Dema con la participación de los hacedores de la revista nacional de poesía La Guacha.
¿Cómo podría caracterizar al Aguante Poesía?
Uno de los objetivos que marcó desde siempre este encuentro fue la de generar un espacio de “diálogo” entre la poesía local con la poesía que se escribe, se piensa, se edita en otras partes del país. Se sabe que la poesía vive al margen del mercado editorial, de ahí el nombre de Aguante. Lo que se destaca de este encuentro es que además de los poetas se suman los editores a las mesas de trabajo y a los lectores en un espacio abierto.
Nunca es una tarea sencilla delinear la programación de un encuentro literario vinculado a la poesía, conociendo el volumen de referentes junto a la diversa y nutrida cantidad de poetas que escriben y editan. ¿Cómo se ha llevado adelante esa tarea?
Este festival nunca fue programado por una persona o un grupo que adhiere a una determinada estética. Esta manera de construir un espacio no es casual, es la conciencia de la heterogeneidad y la riqueza de la poesía argentina, y que la única manera de husmear esa riqueza es con debida generosidad y amplitud, para no quedar encerrados en una línea artística que se arrogue ser la poesía de hoy. Que se sostenga durante tanto tiempo evidencia que el Encuentro Nacional de Escritores, Editores y Lectores de poesía de Río Cuarto se consolida año tras año por la apropiación social y de los distintos grupos y generaciones de escritores y editores de la ciudad, en el marco de una política de Estado municipal para la promoción del libro, la lectura y la escritura.
A pesar de los vaivenes políticos se mantuvo en el tiempo…
Ni cambios de gobierno ni crisis económicas pudieron con la fuerza del aguante que va hacia los 20 años ininterrumpidos. Ni siquiera la pandemia pudo con el encuentro. En el 2020 con una gran programación y con un catálogo digital se llevó a cabo con un gran trabajo del poeta Gastón Malgieri que asistió desde lo técnico (plataformas y vivos de Instagram) desde el Museo Municipal Héroes de Malvinas de Río Cuarto que en ese momento coordinaba.
El Aguante Poesía se ha instaurado como parte de la cultura de la ciudad, los que gustan de este género literario lo esperan y celebran. ¿Cuál es la clave?
Una de las claves del Aguante es que se constituye con un verdadero espíritu de camaradería. Se encuentra lejos de la idea de “evento”, es decir de lo efímero. Por lo cual poetas, lectores, editores, y periodistas especializados que vienen a Río Cuarto cada año siguen en contacto y trabajo permanente más allá de este encuentro anual que se vive como una fiesta.
Hace unos años hubo un acontecimiento muy significativo para la ciudad: la inauguración de una Casa de Poesía.
Con la creación de la Casa de Poesía – Museo Betty Medina Cabral – inaugurada en marzo del 2021, primer centro cultural con nombre de mujer y creado específicamente para el desarrollo de las letras en vínculo con otras artes. Actualmente el Aguante es coordinado por Rocío Sánchez y Camila Vázquez, quienes llevan adelante la Casa.
Aguante Poesía va a la Escuela
Integrado al festival ocupa un lugar distintivo. Es un proyecto que entrecruza y mixtura a docentes, estudiantes, poetas y al Departamento de Letras de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Su objetivo fundante es promover la lectura y la escritura poéticas entre estudiantes de escuelas secundarias de la ciudad. Coordinan esta actividad las docentes Elena Berruti, Anahí Asquineyer, Melisa Gnesutta y Cristina Giacobone.
El Aguante Poesía va a la Escuela devora sueños reciclando la pulpa de la esperanza, escupe la pepita del lenguaje lejos de los renglones, sale de las bibliotecas y ensayos académicos, mezcla, disuelve y homogeniza la palabra, la canta a viva voz y escribe tinta a tinta de manera coral.
Lleva en andas las ganas de compartir.
El Aguante Poesía va a la Escuela ha cumplido 10 años de trayectoria y camina con la colorida motricidad de innumerables trabajadoras docentes de la universidad pública y gratuita junto a graduadas y graduados del sistema educativo primario y secundario.
Tiene 10 años, sucumbe de silencios y miradas cómplices entre decenas de estudiantes. Se alimenta de un nosotros colectivo y rizomático que, cautivo de emoción, da el todo por la nada con la ilusión de esculpir el tiempo a su antojo.
Es así que el Aguante Poesía irradia su esternón de planetas entre lectores, editores, poetas, docentes y estudiantes. Hay todavía mucha energía electropoética surcando el espacio: pequeños universos expanden imágenes y metáforas, creando mundos, como una forma de resistir a las inclemencias político sociales.