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Batalla cultural
Los furibundos ataques del Gobierno anarco capitalista encabezado por Javier Milei contra la cultura y sus instituciones ponen en peligro la identidad de los argentinos y la soberanía -territorial, económica y política- de la Nación. Silvia Barei y Raúl Montenegro, dos prestigiosos intelectuales de la Universidad Nacional de Córdoba, reflexionan sobre esta grave situación.
Por Silvia Barei y Raúl Montenegro
Para que no sea demasiado tarde – Silvia Barei
En 1926, el régimen fascista encarceló a Antonio Gramsci, intelectual y fundador del Partido Comunista Italiano. En prisión y en cárcel domiciliaria por razones de salud, permanecería hasta su muerte en 1937 y en esos años escribió “Cuadernos de la cárcel” , ensayos sobre el poder, la cultura, y el rol crítico de los intelectuales en la sociedad. El,papel de estos últimos se considera fundamental ya que Gramsci distingue entre intelectuales “tradicionales”, que perpetúan el statu quo, e intelectuales “orgánicos”, que emergen directamente de las clases subalternas para elaborar un pensamiento que pueda discutir las narrativas del poder y propiciar un cambio social profundo. Y en relación con el poder distingue también entre “liderazgo “ o hegemonía cultural y moral y “dominación”, entendida como represión. Algo que suele solaparse con frecuencia, aun en democracia.
Gramscianos fueron muchos políticos y movimientos intelectuales en el mundo una vez finalizada la Segunda Guerra y puestos entonces, después de la devastación, a pensar sociedades más equitativas e igualitarias. Por estos lados, con recordar a Pancho Aricó, fundador de la revista Pasado y Presente y traductor de Gramsci, ya damos un nombre de fuste. Alrededor de la revista y sus cuadernos, se agruparon los (auto)denominados “gramscianos argentinos”, intelectuales de izquierdas sin una pertenencia orgánica a la vieja tradición del partido comunista y con una recepción renovadora de las ideas gramscianas y del marxismo italiano: Juan Carlos Portantiero, Oscar Masotta, Oscar del Barco, Héctor Schmucler, y Samuel Kiczkowski, entre tantos otros.
Al igual que Rosa Luxemburgo, asesinada en enero de 1919 por el ejército alemán, Gramsci aborda una dimensión del socialismo no considerada hasta entonces: el papel de la cultura en la construcción de la subjetividad individual y colectiva. Actualmente hablamos de intersubjetividad y de interculturalidad. Tampoco podían anticipar estos revolucionarios, los cambios culturales que habrían de producirse desde la segunda mitad de aquel siglo con el advenimiento de nuevas tecnologías de información, comunicación en todos los órdenes sociales y de entretenimiento. No dudamos ahora del impacto positivo de las redes sociales, pero sabemos también de su fase disruptiva; sabemos de la asociación de tecnologías de la comunicación, libertad, control e individualismo simultáneamente; sabemos de los desarrollos de la inteligencia artificial y del uso de nuestros datos personales por parte de los gobiernos y las empresas; sabemos de la manipulación de la información y conocemos el concepto de posverdad. Sabemos de los usos políticos de toda información, hayamos leído o no a los intelectuales que desarrollaron determinados conceptos y líneas teóricas. Hay, detrás de estas políticas de información novedosas, indudablemente lo que Gramsci llamaba una “guerra de posiciones” con líneas de acciones principales que se trazan en cada momento político.
Todo ello se acompaña ya, en este nuevo siglo, de la veloz expansión de las redes sociales, la explosión de noticias falsas, insultos y estigmatizaciones permanentes por parte de los “trolls” al servicio de los poderes, el miedo cada vez más generalizado a ser “escrachados” en las redes y por lo tanto, la autocensura. Todo nos lleva a preguntarnos: ¿de que libertad hablamos cuando decimos libertad?, ¿Qué rumbo tomará la esfera pública digital en la próximos años ?, ¿Sobrevivirá la democracia a la mentira, el cyber bullying, el hostigamiento, la manipulación de las redes y la IA?, ¿Qué haremos con la educación pública, la salud, los derechos para que sigan siendo derechos de todos y no de nadie?
Esto debe interpelar al mandatario argentino actual porque él llama a “desarmar el Gramsci Kultural”, mencionando con poca experticia al pensador italiano, pero sobre todo usando la K en contra de la justicia social, los Derechos Humanos y la protección y la inclusividad como políticas de Estado. A la idea de que la Patria es el Otro, se le opone la idea de que el Otro es Nadie. Que se arregle como pueda, que salga a juntar basura para comer, que se quede sin trabajo o gaste sus ahorros que seguramente consiguió con algún “curro”. Y si protesta, palos.
“No hay plata” para (casi) Nadie y el ajuste ha sido despiadado con la dependencias más progresistas del Estado ( el Inadi, el Instituto nacional de música, el de teatro, el,Incaa y un largo etc) y de manera particular con las universidades públicas, con el recorte de su presupuesto y los sueldos venidos a menos de sus docentes, no docentes, investigadores e institutos, hospitales, servicios de comunicación, museos y observatorios que son parte de sus dependencias y de su oferta cultural y social.
“Yo no solo pienso en la política sino que pienso en la batalla cultural” ha dicho el Presidente de esta sociedad quebrada, dividida, rota en sus valores esenciales y en la que el oficialismo y su pensamiento y accionar de derechas van ganando la batalla, a veces en el borde de la legalidad pero con un avance sin miramientos en la destrucción y frente a la poca resistencia y los nulos reflejos colectivos sensibles.
“Tememos que Argentina esté abandonando a sus científicos, estudiantes y futuros líderes de la ciencia. Nos preocupa que la dramática devaluación de los presupuestos del Conicet (el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y las universidades nacionales refleje no sólo una dramática devaluación de la ciencia argentina sino también una devaluación del pueblo argentino y del futuro de Argentina”, planteó un grupo de 68 premios Nobel, alarmados ante el embate contra la ciencia y la investigación.
El desfinanciamiento de las universidades, la intervención de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, el cierre o achicamiento de medios públicos, la no apertura de nuevas universidades ya aprobadas por el poder legislativo, van redondeando la punta de un iceberg que nos recuerda el conocido poema de Bertold Brecht sobre la indiferencia. Se dice que en realidad el autor fue el pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984), quien en 1937, fue arrestado y confinado a los campos de Schsenhausen y Dachau hasta 1945. No importa acá esta polémica sino recordar su severa advertencia:
«Primero se llevaron a los judíos,/pero como yo no era judío, no me importó./Después se llevaron a los comunistas,/pero como yo no era comunista, tampoco me importó./Luego se llevaron a los obreros,/pero como yo no era obrero, tampoco me importó./Más tarde se llevaron a los intelectuales,/pero como yo no era intelectual, tampoco me importó./Después siguieron con los curas,/pero como yo no era cura, tampoco me importó./Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»
Queremos recordarlo simplemente, para que no sea demasiado tarde.
Milei interviene la Universidad de las Madres:
NUEVA TÉCNICA PARA DESTRUIR LA UNIVERSIDAD PÚBLICA Y GRATUITA
Raúl Montenegro1
Acabo de leer la noticia con estupor. El gobierno de Javier Milei, a traves de la ministra Sandra Pettovello, intervino por resolución la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.
La consigna del gobierno es derrumbar el sistema educativo público y gratuito. Pero también destruir los mundialmente reconocidos avances en materia de derechos humanos que logró Argentina.
Negacionismo en estado puro. Pero negacionismo toxico y peligroso.
Está cada vez más claro. El gobierno nacional opera sobre las universidades públicas con dos técnicas.
En primer lugar, desfinanciando las universidades para que internamente las autoridades, como en el caso de la Universidad Nacional de Córdoba, pasen a ser los liquidadores de sus áreas más vulnerables, como los Servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba (SRT).
La consigna pareciera provenir de una película siniestra, donde un rey mitómano les ordena a sus lacayos: “dejen de enviarles el dinero que hemos recaudado del pueblo, y que se maten entre ellos para distribuir la escasez”.
Es lo que esta sucediendo. Gobernadores que se inclinan ante la nación para que sigan enviándoles fondos. Intendentes que agachan la cabeza ante esos gobernadores para no quedar fuera del reparto. Rectores universitarios que en lugar de luchar contra el mitómano de turno prefieren usar la motosierra local.
Claro que también ocurren casualidades sugestivas. Es el caso de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Sus máximas autoridades se adaptaron dócilmente a los recortes ilegales del recorte presupuestario dispuesto por el gobierno de Javier Milei. ¿Cuál es esa casualidad? Sucede que numerosos programas de los Servicios de Radio y Televisión de la UNC venían siendo fundadamente críticos ante la crueldad con que el gobierno de Milei desarma el Estado Nacional, fomenta la expulsión de trabajadoras y trabajadores, y hace aumentar a niveles inéditos la pobreza. Sugestivamente en la Universidad Nacional de Córdoba los recortes más brutales se concentraron, precisamente, en los SRT.
En segundo lugar, el gobierno aplica una técnica de presión dual y reforzada. Emplean inicialmente el carácter destructivo del desfinanciamiento, pero si no se ponen en marcha mecanismos liquidadores internos, y la universidad sobrevive defendiendo sus derechos -es el caso de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo- se la interviene. El gobierno no le perdonó que presentaran una medida cautelar ante la Justicia para que el Ministerio de Capital Humano les girara todos los fondos previstos en el presupuesto nacional, 550 millones de pesos.
Esta intervención es de una gravedad institucional extrema. Usando métodos propios de la dictadura, pero con pátina muy superficial de democracia, el gobierno nacional designó un “interventor normalizador” para que sustituya a las autoridades de esa Universidad elegidas democráticamente. Curiosa, pero previsiblemente, una semana antes de la intervención federal, el Juez Pablo Cayssials desestimó la medida cautelar presentada por la Universidad de las Madres para que el Ministerio de Capital Humano les enviara los fondos arbitrariamente retenidos por Sandra Pettovello. El juez argumentó que el planteo no era claro, carecía de “base legal sólida”, y que por tratarse de un “reclamo patrimonial”, debía seguir otras vías. El Ministerio de Capital Humano y la justicia pisotearon así, con argumentos irrelevantes y burocráticos, el bien más preciado de la Argentina académica: la autonomía universitaria.
El gobierno que niega los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la sangrienta dictadura cívico-militar de 1976-1983, y que se burla de la cifra de 30.000 asesinados y desaparecidos, acaba de intervenir uno de los símbolos más visibles -y públicos- de madres que vienen luchando por la verdad, la memoria y la justicia.
Lo que venía pasando con la radio y la televisión de la Universidad Nacional de Córdoba, los SRT, era un anticipo de lo que iba a suceder con la Universidad Nacional de Madres de Plaza de Mayo.
En Córdoba, con actores más papistas que el papa, se procedió al vaciamiento de un medio universitario con 66 años de historia, valentía informativa, y una constante preocupación por divulgar la ciencia y los derechos de los ciudadanos.
Lamentablemente, en el caso de la torpeza de los liquidadores de los SRT también ha habido complicidad de quienes -siendo parte de la UNC- no entienden lo que significa para una universidad disponer de un multimedio único a nivel nacional, y mucho menos, lo que significa achicarlo para que se ajuste a una planilla de Excel.
Ojala que las autoridades de la UNC, que se han mostrado tan tibias ante el ataque del gobierno de Javier Milei contra las Universidades Públicas, asuman la gravedad de lo sucedido con la Universidad Nacional de las Madres de Plaza de Mayo. Esperemos que siendo una de las universidades más antiguas de América Latina, sus autoridades aprendan de una universidad entrañable y extremadamente joven, la Universidad de las Madres.
No se trata solamente de que cada universidad desfinanciada se achique. No se trata de actuar, ante el ahorcamiento presupuestario nacional, como prolijos liquidadores internos. Obedecer sin luchar se acerca demasiado a la complicidad.
Con qué facilidad se ha olvidado el desguace del CONICET, y la insensata destrucción del sistema científico-tecnológico nacional.
¿Cuál será la próxima tibieza? ¿Argumentar que la Universidad de las Madres adoctrinaba estudiantes? ¿Que su presupuesto, examinado con la misma ineptitud con que Sandra Pettovello “inventarió” los alimentos y las mantas, tenía “irregularidades”? ¿Qué los órganos, votaciones y decisiones colectivas de la Universidad de las Madres tienen menos valor que las resoluciones de una “licenciada en ciencias de la familia” que le cortó el financiamiento a los comedores populares, acaparó alimentos ante el hambre, y no distribuyó mantas en pleno invierno?
¿Seguiremos alimentando la tibieza, cuando los servicios secretos de la Nación son dotados con un presupuesto de 100.000 millones de pesos, equivalente a todos los gastos de un año de una gran universidad pública?
¿Seguiremos haciendo cálculos para mejor distribuir la escasez, mientras el Rector de la UNC, y las autoridades de los SRT fuerzan jubilaciones anticipadas, y no pagaron la totalidad de los sueldos y aguinaldo a las empleadas y empleados de los SRT? ¿Porqué en lugar de actuar como liquidadores internos, no siguieron el ejemplo de la Universidad Nacional de Madres de Plaza de Mayo, presentando medidas cautelares ante la justicia federal? ¿Porqué las autoridades de la Universidad Nacional de Córdoba no convocaron a un gran frente nacional de todas las universidades públicas en defensa de sus presupuestos aprobados por ley, y de la autonomía universitaria?
El pueblo argentino no puede quedar en silencio ante el grito desgarrador de los torturados por la dictadura cívico-militar de 1976-1983. No puede quedar en silencio ante los asesinados y desaparecidos de los Años de Plomo. No debe quedar en silencio porqué esos gritos desgarradores, esos asesinatos, esas desapariciones, y los secuestros de bebés, son la raíz más dolorosa y profunda que nutrió las luchas de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y la Universidad de las Madres –la universidad pública y gratuita que acaba de intervenir Sandra Pettovello y Javier Milei- es el árbol renacido de esas raíces.
Solo la falta de humanidad, y sobre todo, un enorme miedo a la verdad, al conocimiento vuelto público, y a la sociedad organizada, pueden explicar que el gobierno de Javier Milei haya intervenido la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo. Una vergüenza internacional más, y una autonomía universitaria menos.
Hoy más que nunca necesitamos Memoria, Verdad y Justicia. Pero también autocrítica. Y valentía para reemplazar tibiezas cómplices, por actitudes que reflejen el espíritu de quienes impulsaron la Reforma Universitaria de 1918.
La Universidad Nacional de las Madres de Plaza de Mayo debe ser apoyada, fortalecida y premiada, no intervenida. Hoy, más que nunca, todas y todos somos la Universidad de las Madres.
1 Prof. Dr. Raúl Montenegro, Biólogo. Profesor Titular Plenario, Cátedra “A” de Biología Evolutiva Humana (Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Córdoba). Director, Campus Córdoba del Colegio de los Premiados con el Nobel Alternativo (Right Livelihood College). Presidente de FUNAM, la Fundación para la defensa del ambiente. Premio Nobel Alternativo 2004 (Right Livelihood Award, Estocolmo, Suecia). Premio Global 500 de Naciones Unidas 1989 (UNEP-Bruselas, Bélgica). Premio por un Futuro Libre de Nuclear 1998 (Salzburgo, Austria). Premio a la Investigación Científica (Universidad de Buenos Aires, Argentina). Para mayor información: Teléfono fijo: +54-3543-422236. Teléfono celular y WhatsApp: 0351-155 125 637 (+ 54-9-351 5125637). Email: biologomontenegro@gmail.com