
Lectura
Carmen de Silvia Barei
Por Livia Hidalgo
SILVIA BAREI nació en San Francisco, Provincia de Córdoba. Vive en Cerro Azul, Córdoba. Es doctora en letras y escritora. Ha publicado libros de poemas, entre los que se encuentran De humana condición, Cuerpos de Agua, Mujeres, artes y oficios (con María Teresa Andruetto), La casa en el desierto, Animal ciego, Nosotras (poemas en diálogo), Sangre Acompasada, Carmen (objeto de este comentario) y de reciente aparición Aqua. En 2021 publicó junto con Elena Bossi Los años del frío, libro de poemas, relatos y ensayos en los que se reflexiona sobre las condiciones subjetivas, sociales y políticas de la Argentina de los últimos años.
METAMORFOSIS DEL SER
¿Los poetas somos los verdaderos autores de los poemas que firmamos con nuestro nombre o somos aquellos sujetos que nos escindimos de nosotros mismos y –como dice Edmond Jabès (que Barei retoma en su CODA)– nos inventamos una vida más verdadera y nos convertimos en aquello que escribimos. Por tanto –dice Jabès– el escritor no se ha hecho singular escribiendo. Se ha vuelto anónimo?
¿Somos canales/ mediadores/ interlocutores de los otros/ y esas otredades que nombramos/ son simples escaramuzas de la ocultación/ o batallas/ combates/ encuentros con aquello que nos define: el lenguaje?
¿Esa nueva identidad que construimos los poetas es un invento para convertirnos en aquello que escribimos –como piensa Jabès– o es una metamorfosis del Ser?
Creo en lo segundo.
Barei, a través de sus poemas/ va metamorfoseándose/ en viajes/ libros/ cuadros/ esculturas/ música/ cine/ en los multimedios que la invaden: –diario, radio, TV y sus cablecanales, redes y sitios online– en el esplendor de la naturaleza/ que siempre está allí/ rodeándola/ asombrándola./ En las experiencias vividas –en las de ella y en la de otros–/ En la historia de nuestro país/ y en la del mundo de nos circunda/ siempre enfocada/ en esa incomprensible condición humana/ que la interpela/ y la sigue interpelando como un tábano que roe/ y roe en los estados inauditos del alma/ y la azoran. Alimentos que ingiere/ –y que a veces vomita–/ porque la poesía come de todo –dice un poeta–/ y todo ingresa en el poema/ porque es el lenguaje/ y sólo él/ lo que da existencia–según Jabès.
No siempre lo que da existencia/ es el lenguaje/ pero sí lo es en este poemario Carmen/ porque existir/ y existir por el lenguaje/ es el caso de Carmen P y Carmen B/ los dos personajes/ en parte reales/ en parte inventados por la poeta y que conforman este Carmen/ canto/ música/ poema/ conjuro.
Dos mundos paralelos/ que parecieran no tocarse.
La una/ madre de su amiga Beatriz.
La otra/ tía paterna.
La una/ pintora/ que ya anciana y enferma ha dejado sus pinceles/ y ahora intenta escribir poesía como si pintara/ inspirada en lo que lee/ y en lo que ve y quisiera pintar/ ayudada en sus trazos finos por Barei/ que está allí/ detrás de ella/ para cumplirle el deseo.
La otra/ costurera/ de alta costura/ que se deleita midiendo un traje de novia/ pero que entre puntada y puntada/ va escribiendo un diario imaginario/ en el que perviven sus recuerdos felices/ y aquellas heridas que quisiera suturar/ ayudada también por Barei/ que está allí/ con los manuscritos mentales de su tía/ y tantas veces oídos por su boca/ para cumplirle el deseo.
La una/ habitante de una ciudad serrana.
La otra/ habitante de un pueblo de llanura.
Unidas las dos/ por el abrazo de la poesía/ de la escritura/ del lenguaje/. Las dos salvadas por el amor de Silvia/ que ha querido eternizarlas en el poema –conjuro de la muerte.
Es anónimo el nombre/ pero no lo es el Ser.
Y este Ser es absolutamente singular –enorme su corazón/ su generosidad/ su humildad/ su sensibilidad humana– encarnado en la anonimia de un nombre: Silvia Barei.
Nada nos dice el nombre/ todo nos dice el Ser. // Por tanto, digo: No es necesario el lenguaje/ para la existencia del Ser/ lo es para su trascendencia.