
CONJUNCIÓN DE LAS AGUAS DE GOYA GUTIÉRREZ[i]
Por Neus Aguado
El agua, las aguas, o sea, lo emocional y lo espiritual, es el elemento que ha escogido la poeta para el recorrido de este poemario, en definitiva, para relatar un tramo de la existencia. Concretamente las aguas de las que hablara el filósofo y epistemólogo Gaston Bachelard: corrientes, profundas, amorosas, dulces, violentas…
En su formulación, todo parece prever que el tema se desarrolla dentro de los parámetros de la naturaleza, pero una serie de detalles señala su carácter versátil. La muerte y la naturaleza se entrelazan y se encuentra motivos para la esperanza. La búsqueda de lo desconocido, el intento de descifrar los secretos de la naturaleza. Los paisajes de la belleza donde el alma se baña.
Goya Gutiérrez nos habla de la naturaleza y del impacto que esta produce en la poeta. Así, podemos leer en las nervaduras de las hojas y podemos respirar alejados de una civilización que nos está convirtiendo en seres aislados, aunque parezca lo contrario porque hay una saturación de extensiones comunicacionales que nos despojan de nuestra humanidad, del contacto físico y psíquico, de la posibilidad de descubrirnos en otra persona, de ser parte de esa otra persona y a la inversa.
Y nos detalla la experiencia de no pertenecer a ninguna parte, esos momentos trascendentes e intangibles. Esos momentos en que el tiempo es un continuum en el que se fusiona pasado-presente-futuro, todo a la vez.
En que la abstracción, que puede producirse en el transcurso de la contemplación es, asimismo, un continuum del tiempo y del espacio.
Cada poeta tiene un don, una voz y una aseveración para decir, para transmitir, para conmover, una herencia múltiple, la orientación hacia la trascendencia: luz líquida. Un proceso de interiorización que la autora nos hace llegar, nos hace afrontar. Nos facilita pasar de la conciencia cotidiana a una forma de conciencia oculta.
Poemas de madurez, poemas para deambular entre lo visible y lo invisible, para explicar lo inexplicable, y para reivindicar la belleza y el amor de forma absoluta, para recordar que la belleza en su sentido más amplio habita en nosotros.
Como un mazazo llega lo que la autora parece decir mansamente, esa inquietud o esa calma que nos envuelve cuando estamos cerca de “Aprender que quizás solo eres / una simple imitación de alguien desconocido”.
Inspirado en los libros sapienciales, este poemario se adentra en el misterio de la existencia, el único misterio insoslayable, junto al de la muerte, que viene a ser lo mismo. Así, las aves nos guiarán en el sendero de las aguas para ofrecernos de su pico la elegancia y la espontaneidad; y una suerte de felicidad cada vez que coincidamos con alguna de ellas.
[i] Este texto es una adaptación del prólogo del libro Conjunción de las aguas, de Goya Gutiérrez (Ediciones Contrabando, Valencia, 2025).