Desde el mirador

Yo me acuso

Por Kepa Murua

Para los casos en los que unos acusan a otros, yo por lo menos recurro a una solución de prioridades. Observo a quien manda y quién tiene la última palabra y me fijo en su responsabilidad, que es como decir, sus luces y sus sombras, lo que dice, lo que quiere decir y cómo se escaquea sin resolver el problema que perdura sobre la mesa. Pero no vayan a creer que me olvido del resto. No, a veces me enervan las desapariciones del personal, los gestos airados, esa dulce oposición que nos da la medida de una sociedad confortable que quiere seguridad a costa de libertad y de una política que busca la indiferencia a costa de sus propios privilegios. Cuando la izquierda y la derecha solo se diferencian por cuestiones sociales y otros matices económicos relacionados con la justicia o la globalización, casos como el de la política que margina de golpe a los pobres de la ciudad, nos dicen cómo somos. Capaces de discutir por teoremas sobre la independencia de los estados, pero incapaces de resolver los casos que deberían ser prioritarios en materia social, yo también me acuso de lavarme las manos por no tener poder, no saber a quién recurrir ni poder influir con mis palabras a quien pueda cambiar las cosas con su trabajo y sus decisiones. Es lo que tiene ser un pobre poeta a quien nadie conoce y lee, un pobre poeta en este demoledor siglo XXI. Bajo la lluvia los pobres se reúnen en los soportales de la plaza principal y yo, tan pobre como ellos, como un viejo hidalgo venido a menos, me limpio las manos como un judas maquiavélico ensimismado en un diálogo de sordos. ¿Saben de lo que hablo?, ¿saben que son veinte euros cuando no puedes comprar pañales o tienes el frigorífico vacío y el teléfono cortado? Si no lo han vivido no lo saben, porque entonces se conoce en propia piel la falta de dignidad y de lo que es capaz el hombre para sobrevivir. Errores, uno tras otro, sin poder escapar de la rueda del fracaso. Pero la rueda de la decencia no tiene excusas sobre la mesa. El poeta no se siente obligado a sentar a un pobre a su mesa, pero en estas fechas la mesa pobre y su mente pobre le obligan a una verdad que de la misma manera que le mortifica, le dignifica si no olvida en qué se ha convertido.

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1 comentario en “Yo me acuso”

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